Críticas

El grupo La Renga y Los Suaves animaron en San Francisco un auténtico recital

El "agite" del rock llegó al este

Una versión minimizada de los "woodstock" itinerantes que suele animar Patricio Rey y sus redonditos de ricota por todo el país se vivió el sabado por la noche en San Francisco, en ocasión del recital en conjunto que ofrecieron La Renga y los españoles Los Suaves. Decimos mínima por que la convocatoria ascendió a unas tres mil personas, y no a decenas de miles como acostumbran las huestes del Indio Solari, aunque para esta plaza, y en pleno enero la cifra es sinónimo de récord.

Y más allá de los logros que tuvo tal oferta en lo artístico, es justo plantear esta nueva iniciativa de captar la excitación rockera de los cuatros puntos cardinales se desarrolló sin el más mínimo incidente, desalentando a los que siempre se aferran al reduccionismo rock=violencia.

En el vapuleado césped del estadio Oscar C. Boero, del Club Sportivo Belgrano ("una cancha en la que corrieron varias hinchadas bravas", se escuchó decir por ahí), todo fue sinónimo de diversión, a pesar que algunos desajustes organizativos hicieron que el programa se retrasara casi cuatro horas y la impaciencia ganara la escena. Banderas de Tío Pujio, Villa María, Arroyito, y obviamnete San Francisco, más otras de San Carlos, Santa Fe, Castelar y Mataderos, fueron los "trapos" que legitimaron de alguna manera la condición de interprovincial del espectáculo y también la caracterización de "woodstock" a lo argentino.

Es cierto que toda esta movida fue trabajada por una productora local de espectáculos, pero es justo decir que la organización "renga", que hace de la austegestión un estandarte por más que sus discos se vendan en la multinacional Polygram, funciona a las mil maravillas. Rara vez se escuchó en nuestra provincia un show de rock con tanta potencia como el organizado por Chizzo (guitarra y voz), Tete (bajo), Tanque (batería) y demás personal.

Los madrileños Los Suaves sacaron el mejor usufructo a la infraestructura montada poniendo en marcha su auténtico tren del rock & roll. En su caso, esta expresión es tan bastardeada aquí desde la mismisíma irrpción de La Renga tiene más que ver con el heavy rock clásico. como lo hicieron en su momento sus compatriotas de Barón Rojo. Sólo el grupo liderado por el letrista Yosi plantea letras un poco más elaboradas, casi todas relacionadas a la para muchos ingenua adicción al rock. Para Yosi, el rock no es sólo una coartada semiótica para referisrse a la música joven sino un modo de vida al que hay que consagrarse. Así lo explicó en Preparado para el rock and roll, la canción con que arrancó su presentación que no se interrupió durante 30 minutos. La única alocución de Yosi fue: "Espero que les guste el rock por qué no sé hacer chistes para embaucarlos".

Aunque algunos jugaron "tiro al pichón" con los músicos, Los Suaves se retiraron con toda la gloria y la certeza de que habían preparado de la mejor forma para que suba el grupo del momento del rock argentino. Y subió nomás La Renga con su rebelión un tanto desfasada y su rock más previsible. Que impacta, sí. Que emociona a los pibes sin tanta tradición rockera también. Pero que no expone innovación alguna ni poética inspirada. Sólo un blanqueo de disconformismo un poco tríado de los pelos ( no se entienden, por ejemplo, la asociación de La Renga con el Che Guevara ni con los impresos antimperialistas que tienen algunas de sus remeras). No obstante las canciones Ser yo o El revelde (así con "v") dentro de una maquinaria de sonido de volumen atroz les alcanza para impresionar a cualquiera. No sólo a los santos con remera.

Cecilia Córdoba

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